Brechas en la Participación Política de las Mujeres: Desafíos y Oportunidades en el Perú

Retrato de Cristiano Ronaldo
Autor: Annia Delgado

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La Asamblea Constituyente de 1931 permitió que las mujeres participaran por primera vez en las elecciones municipales en Perú. Más tarde, en 1955, este derecho se extendió a todas las elecciones, un avance significativo en la adquisición de derechos ciudadanos fundamentales. Aunque muchas veces se atribuye al régimen de Manuel A. Odría la “concesión” del voto femenino, este fue el resultado de años de lucha y no simplemente un acto de otorgamiento. Diversos movimientos feministas y políticos presionaron para que las mujeres pudieran ejercer plenamente sus derechos, influyendo en el cambio político del momento.

A pesar de los avances logrados, la participación de las mujeres en la política ha seguido enfrentando desafíos significativos. Si bien su papel en la política ha crecido, persisten barreras estructurales que limitan su pleno ejercicio de derechos. Uno de los principales obstáculos está relacionado con la representación en cargos de liderazgo dentro de partidos políticos y la desigual distribución de oportunidades en comparación con los hombres.

En cuanto a los factores personales, muchas mujeres, aunque conscientes de sus derechos, carecen de la capacitación o el acceso a la información necesaria para participar activamente en política. Este desconocimiento afecta su confianza, lo que, sumado a la sobrecarga de tareas en el hogar, genera un desinterés en la participación política formal. Este contexto perpetúa la brecha de desigualdad al limitar el acceso de las mujeres a roles decisivos que podrían influir en la toma de decisiones.

Por otro lado, los límites estructurales dentro de las organizaciones políticas, muchas veces invisibles, restringen el acceso de las mujeres a cargos de poder y liderazgo. A menudo, se las coloca en roles considerados menos dinámicos o en áreas relacionadas con la “reproducción” de la política, es decir, funciones asociadas con el cuidado y la administración, en lugar de la toma de decisiones estratégicas. Este fenómeno, conocido como “liderazgo suave”, refuerza los estereotipos de género y mantiene a las mujeres en posiciones secundarias dentro de las estructuras de poder.

Si bien en las últimas décadas ha habido avances notables en la visibilidad de mujeres líderes a nivel nacional e internacional, aún queda un largo camino por recorrer para que exista una verdadera igualdad en términos de participación política. Según datos recientes, la representación de mujeres en cargos de liderazgo político en Perú sigue siendo significativamente baja en comparación con los hombres, lo que evidencia la falta de voluntad política para implementar cambios profundos dentro de las organizaciones partidarias que promuevan una participación igualitaria .

En conclusión, la participación de las mujeres en la política sigue siendo un desafío pendiente. Si bien se ha avanzado, la desigualdad en la representación y los obstáculos tanto personales como estructurales continúan limitando su pleno desarrollo en este ámbito. Para cerrar estas brechas y avanzar hacia una sociedad más equitativa, es necesario implementar reformas que aseguren una participación más inclusiva y efectiva de las mujeres en todos los niveles de la política. Esto no solo contribuiría a una mayor equidad de género, sino que también fortalecería la calidad democrática del país