CENSO 2025: La crisis de la improvisación

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Autor: Noelia Rodas
censo registro

El inicio del registro de información en las viviendas peruanas por parte de los censistas, a partir del 4 de agosto, se produjo tras un período de capacitación de solo una semana. Esta iniciativa, anunciada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en febrero junto a la Presidencia de la República, adelantó un evento que históricamente se ha realizado con una periodicidad decenal, siendo el último registro oficial en 2017. La brevedad del proceso de preparación, en un contexto de alta expectativa nacional, plantea serias interrogantes sobre la idoneidad de la capacitación y la garantía de protección brindada al personal de campo. La situación obliga a cuestionar: ¿Se proporcionó la capacitación técnica necesaria? y ¿Se aseguró la protección efectiva de los ciudadanos encargados de esta labor?

Un Proceso Cuestionado por Irregularidades Administrativas

La convocatoria para el Censo 2025, emitida por el INEI el 25 de junio, previó un periodo de capacitación concentrado entre el 21 y el 26 de julio. No obstante, se reportaron diversas irregularidades que socavaron la transparencia y equidad del proceso. La priorización inicial de vacantes para el trabajo de campo restringió las opciones laborales para postulantes que, por impedimentos personales, requerían alternativas de menor exposición, como el rol de supervisor.

Adicionalmente, se documentaron incidentes que comprometieron la pulcritud administrativa, destacándose la denuncia en Chimbote sobre un cobro indebido de S/ 20.00 a los participantes, un requerimiento no comunicado previamente y que generó un claro perjuicio económico a los postulantes.

Fallas en la Capacitación y sus Repercusiones Logísticas

El cronograma de capacitación (21 al 26 de julio) se centró en el manejo de la tableta electrónica y conceptos básicos de la unidad de vivienda. Sin embargo, se omitió un elemento crucial para la eficacia del trabajo de campo: la información anticipada sobre la ubicación y tipología de la zona asignada (rural, urbana, residencial o comercial).

censo en zona rural

La naturaleza del trabajo censal varía sustancialmente en función de la zona. No es comparable el censo en un área residencial densa, donde una única estructura puede albergar múltiples hogares, con una zona comercial, dominada por espacios de trabajo. De igual modo, las condiciones logísticas difieren dramáticamente entre una zona urbana con acceso constante a internet y señal de comunicación, y una zona rural, donde la distancia entre viviendas es considerable, el acceso a la tecnología es inestable, y se requiere indumentaria especializada (botas, gorro).

Esta deficiencia informativa provocó situaciones críticas, como renuncias o la desaparición temporal de censistas por la falta de comunicación efectiva. El diario La República reportó la dimisión de más de 100 censistas en Puno, obligando al INEI a implementar acciones de emergencia al inicio del proceso (La República, 2025).

Riesgos Operacionales y Déficit de Seguridad

Si bien el INEI no puede prevenir incidentes aleatorios, tiene la obligación de mitigar los riesgos previsibles. Se documentaron múltiples incidentes que evidencian la vulnerabilidad del personal y la deficiencia logística:

Robos y Ataques Físicos: Se registró el robo a una censista en el distrito de Breña (22 de agosto), así como ataques de animales (perros) a censistas en las regiones de Junín y Puno.

Incomunicación y Riesgo Personal: Se reportó la desaparición temporal de censistas en Lurín (9 de septiembre) quienes sufrieron un desperfecto vehicular. Un caso más grave fue el de María Elena Palpa Sánchez y Liz Tucto Villanueva en Ricrán, quienes estuvieron incomunicadas desde el 8 de septiembre a causa de una falla mecánica, poniendo en riesgo su seguridad y la tranquilidad de sus familias. La pérdida de un censista en ruta hacia su zona delegada en Junín subraya la falta de orientación geográfica adecuada.

censo robado

El rol del INEI es crucial para garantizar la seguridad de los censistas. Es su deber establecer una vía de comunicación continua y eficaz entre el personal de campo y sus familiares, incluso en las zonas más apartadas del territorio nacional. La capacitación debió trascender el uso de dispositivos electrónicos e incluir un componente riguroso de reconocimiento geográfico y logístico de las áreas asignadas. La falta de este conocimiento ha llevado a que censistas en regiones como Junín no dispongan de las herramientas o indumentaria necesarias, comprometiendo su labor.

Adicionalmente, se observa un déficit en la precisión de la información de carga de trabajo. Si bien se asigna un número estándar de viviendas a censar por día (12 en zona urbana, 6 en zona rural), el monitoreo no considera la distinción crucial entre “vivienda” y “hogar”. Censar una vivienda unifamiliar difiere sustancialmente de censar una propiedad que, aunque no registrada formalmente como residencial, alberga múltiples hogares (a veces entre 20 a 50) bajo una misma estructura. Esta carencia de información precisa sobre la densidad poblacional real en cada unidad asignada genera la saturación del trabajo de campo, el retraso en la recolección de datos y, en última instancia, motiva la renuncia del personal.

La labor de los censistas es indispensable para el registro demográfico del país. Las noticias sobre robos, agresiones o maltratos son inaceptables. Las instituciones responsables tienen el deber inapelable de velar por su bienestar, proporcionando apoyo constante, protocolos de seguridad claros y canales de comunicación efectivos que operen a nivel pan-nacional. La improvisación en la gestión de un proceso de esta magnitud compromete no solo la seguridad del personal, sino la calidad e integridad de los datos estadísticos esenciales para la formulación de políticas públicas.

Fuentes