¿Ciclo 0 como modalidad de ingreso? Cuando el populismo atenta contra la calidad universitaria

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Autor: Daniel Haro
ciclo 0

Desde el año pasado, la bancada de Perú Libre junto a otros grupos parlamentarios vienen promoviendo un predictamen compuesto por un conjunto de Proyectos de Ley -N°7726, N°7998 y N°10114- que buscan que el ingreso a las universidades se dé mediante la denominada modalidad del Ciclo-0 (Contreras, 2025).

Lejos de contar con sustento técnico y de tener legitimidad por parte de la población universitaria, las bancadas de la Comisión de Educación del Congreso están impulsando este predictamen que agrupa a los tres Proyectos de Ley ya mencionados. De esta manera, las bancadas ignoran la realidad de la educación, desconociendo el presupuesto que manejan las universidades públicas, así como también las necesidades que tienen las comunidades universitarias. Sin embargo, ¿qué propone estos Proyectos de Ley? ¿Cuáles podrían ser sus posibles consecuencias? ¿Brindan un camino efectivo para promover la ampliación de la educación superior? ¿Qué otras alternativas tenemos? Estas son algunas de las preguntas que trataré de responder.

¿Qué es el ciclo 0?

En principio, el predictamen establece al Ciclo-0 como único mecanismo de ingreso a las universidades (Giraldo, 2025). Adicionalmente, los estudiantes que quieran cursar estudios universitarios tendrán que haber culminado sus estudios secundarios y pagar 5% de una UIT, equivalente a S/ 267,50 para el presente año (El Comercio, 2025).

De esta manera,accederán a un ciclo de tres meses accederán a un ciclo de tres meses (Ciclo-0), periodo durante el cual llevarán clases en los Centros Preuniversitarios de cada universidad, de lunes a sábados, así como talleres los días domingos. Asimismo, deberán aprobar con una nota mínima de 13 en cada uno de los tres exámenes de cada asignatura durante el Ciclo Cero. Cabe destacar que el ingreso será por orden de mérito.

Frente al predictamen, debemos preguntarnos: ¿Las universidades tienen la capacidad administrativa, presupuestaria e institucional para adecuarse a tal propuesta? La respuesta es claramente no.

En primer lugar, no se ha considerado que existen diferentes realidades en cada una de las universidades, lo cual se puede apreciar a partir de la fuerte brecha de desigualdad que existe entre las universidades públicas y privadas (SINEACE, 2022). Esta brecha no solo se ve en el presupuesto que manejan, sino también en la capacidad para ejecutar dicho presupuesto (Brunner, 2013).

En segundo lugar, no se ha explicado cómo se garantizarán los estándares de calidad durante las clases del Ciclo Cero. Si bien el predictamen plantea que la Superintendencia de Educación Universitaria (SUNEDU) se encargue de monitorear y evaluar la ejecución del proyecto, la institución actualmente se encuentra en letargo desde la reconfiguración de su Consejo Directivo en 2022 (Berríos, 2023). “Con una supervisión debilitada, hablar de calidad suena más a promesa vacía que a compromiso real.”

Situación de las universidades

En la actualidad, las universidades, especialmente las públicas, se encuentran en una situación de precariedad. Si bien la Reforma Universitaria del 2014 permitió que las universidades prioricen mejorar sus Condiciones Básicas de Calidad (CBC) y logren su licenciamiento, aún falta mucho por mejorar (British Council, 2016). Esto se puede demostrar a partir de la cantidad de Escuelas Profesionales que se encuentran acreditadas en cada universidad. Por ejemplo, de las 73 Escuelas Profesionales que posee la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), solo 9 se encuentran acreditadas en función de los estándares establecidos por el SINEACE (Oficina Central de Calidad Académica, S.f.). La situación se agrava aún más cuando pensamos en las universidades de otras regiones que, a su vez, reciben un presupuesto menor al que se le asigna a la UNMSM.

En cuanto a los estudiantes, estos tendrán que pasar más tiempo de preparación para iniciar sus carreras universitarias. En otras palabras, alargará la vida universitaria, perjudicando así su inserción al mercado laboral (CAPPES, 2025). Tampoco le asegura una vacante al postulante, aquellos que no pasen los exámenes quedarán fuera del sistema universitario.

Conclusiones

El predictamen terminará siendo perjudicial para el sistema universitario; puesto que, afectará especialmente a los estudiantes alargando su periodo de vida universitaria, retrasando su ingreso al mercado laboral. También repercutirá de manera nociva en la gestión de las universidades tanto públicas como privadas que se verán obligadas a adecuarse sin tener en cuenta incluso los recursos presupuestales que necesitarán, ni tampoco la realidad de la universidad.

Por lo expuesto, más que ampliar la educación superior, el predictamen agudizará la precarización de la educación universitaria, imponiendo mayores barreras para los estudiantes y generando un mayor gasto público sin resultados propositivos para la ciudadanía. Además, la reforma ignora la realidad universitaria y amenaza con excluir a estudiantes de bajos recursos, profundizando la desigualdad sin mejorar la calidad educativa.

Es hora de preguntarnos: “¿qué alternativas tenemos?” Pues, contamos con varios caminos: incrementar el apoyo económico para acceder y permanecer en la universidad; brindar una preparación temprana en conjunto con una adecuada orientación escolar; coordinar con los actores del sistema universitario; entre otros (CAPPES, 2025). Estas son algunas de las alternativas, pero considero que para llevarlas a cabo será esencial contar con la participación de los principales actores. Aquí no solo me refiero a los rectores de las universidades, sino también a los demás estamentos de representación, especialmente los gremios estudiantiles. Sin un equilibrio entre la legitimidad y la legalidad con apoyo técnico, el proceso será inviable.

Todos estos problemas nos llevan a cuestionar el predictamen y a replantearnos otras posibles salidas para mejorar la calidad educativa. El Perú nos necesita; la educación universitaria, también.

Fuentes