La frescura de autoridades arrebatadas: Cinismo e imprudencia

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Autor: Joel García

Nuestras autoridades una vez más salen a desafiar a la población con una constante amenaza de represión para las marchas planificadas durante el foro del APEC. Apelan a nimiedades para disuadir a los protestantes como que se pone en riesgo nuestra imagen internacional, la pérdida de oportunidades de inversión de las economías más grandes del mundo y los gastos derivados de las movilizaciones. ¿Desde cuándo los estándares de rendimiento de cualquier índole valen más que la vida, salud, seguridad y tranquilidad de las personas, nosotros? Sería sencillo decir que tanto los políticos y las fuerzas policiales actúan con cinismo ante la desesperación de la gente. Sin embargo, es menester complementar el diagnóstico hacia estos actores para profundizar en su conducta frente a los que deben servir.

La clase política ningunea al pueblo que por acción democrática la ha escogido. Pareciera que los políticos quieren reducir al pueblo a tan solo su capacidad productiva y a la supervivencia, a ser un animal laborans de acuerdo con Hanna Arendt [1]. Sin embargo, la situación es aún más grave porque ni siquiera pueden darles condiciones para que las personas puedan satisfacer sus necesidades básicas, necesidades que no nos hacen humanos, solo seres vivientes.

Es decir, que quieren una automatización de la ciudadanía al punto de que el pueblo solo estorbe, de que exista sin ruido, que viva y muera en silencio. Siguiendo lo dicho, también hay una injusticia epistémica a nivel testimonial como sostiene Fricker [2]. El discurso de los protestantes es catalogado como menos creíble y válido en la discusión política. Nuestras autoridades políticas mantienen prejuicios identitarios negativos contra los que se manifiestan, como en el caso de los transportistas a quienes los consideran como revoltosos y de que no tienen una representatividad real [3]. ¿Acaso nuestros políticos no saben del rasgo plural de la democracia? ¿Acaso no saben que ellos son solo una parte de una variopinta de actores políticos?

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En cuanto a las fuerzas policiales, se les debe exigir profesionalismo y moderación. Su trabajo requiere de mucha de precisión, pues tener la facultad de ejercer fuerza física es complicado y riesgoso. Un fallo en la labor policial aplicando fuerza física puede causar daños irreversibles y costosos para la integridad de la gente. Se puede comparar con la gran vigilancia que tienen los pilotos de vuelos comerciales para sus labores [4]. Las aerolíneas saben que un error en el pilotaje puede costear las vidas de las personas y hasta la existencia de la aerolínea, pues después de un accidente aéreo muchas entran en quiebra y desaparecen por el miedo de los consumidores. ¿La PNP se preocupa por un mejor entrenamiento para los policías y de su legitimidad como institución para la sociedad? ¿O es que mientras el gobierno siga dando la plata no importan los escrúpulos en su labor?

Otro punto importante son las estrategias que usa nuestra policía que ni siquiera se acercan a la negociación. Los manifestantes quieren claramente visibilidad, que tengan el reconocimiento que merecen, de ser peruanos con derechos. Estoy convencido de que no hay ningún manifestante que piense en alguna agresión a los líderes internacionales que vendrán a Lima. No obstante, la policía ha decidido cerrar calles y avenidas para ahogar al clamor popular que solo quiere, ante la indiferencia del Estado y los tradicionales medios de comunicación locales, que el ojo internacional note nuestra precaria situación y así se pueda ejercer presión sobre este gobierno antiderechos. La policía debe dar apertura para que se desarrollen las marchas durante el APEC. Las barreras físicas que hacen en avenidas del Cercado de Lima son desproporcionales al punto de vulnerar el libre tránsito de los vecinos. La negociación por intereses entre los gremios que quieren visibilidad y de la policía que quiere garantizar la seguridad de los líderes mundiales es posible, pero el gobierno de turno y la policía de manera antojadiza podrían cerrar todas las calles de Lima sin ninguna culpa.

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En definitiva, el desapego por los demás es un mal que nos va carcomiendo como sociedad. Debemos luchar para erradicar la estigmatización y hasta la satanización del otro por simplemente nuestro sentido de humanidad. No permitamos a un gobierno que, como sostiene Zaffaroni, “promueve la lucha de pobres contra pobres, en la cual el Estado inserta trabajadores policiales sin derechos laborales, seleccionados de las mismas franjas pobres de la población” [5].

Fuentes:

[1] Saavedra, J., (2011). Hannah Arendt y el “Animal Laborans”. Reflexiones en torno a la condición humana postmoderna. Nómadas. Critical Journal of Social and Juridical Sciences, 29(1).

[2] González, L., & Monsalve, L. (2022). Voz pública y democracia. In D. I. G. Vanegas, Á. N. Castro, E. A. R. Barrera, & L. T. González (Eds.), Pensar en marcha: filosofía y protesta social en Colombia (pp. 55–66). CLACSO. Repensar la comunicación política en el contexto digital (Link de la fuente)

[3] La República. (2024, 12 de octubre). Congresista Montoya hacia dirigentes que encabezan paro: “Son informales, no tienen representatividad real”. Congresista Montoya hacia dirigentes que encabezan paro (Link de la fuente)

[4] Stand up Geniuses. (31 de octubre de 2022). CHRIS ROCK Says Some Jobs Can’t Have BAD APPLES [Archivo de Vídeo]. Youtube. CHRIS ROCK Says Some Jobs Can’t Have BAD APPLES (Link de la fuente)

[5] Zaffaroni, E. (2020). LA DESTRUCCIÓN DEL DERECHO PENAL. En E. Zaffaroni (Ed.), ¡Bienvenidos al lawfare!: manual de pasos básicos para demoler el derecho penal (pp. 33-63). Capital Intelectual.