LIKES, ESTRATEGIAS Y POLÍTICA: CÓMO LAS REDES SOCIALES TRANSFORMARON EL VOTO JUVENIL

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Autor: Angela Llancari

En la última elección presidencial del Perú, las redes sociales se consolidaron como un eje central en las estrategias de comunicación política. Este fenómeno respondió no solo al incremento del acceso a internet en el país, sino también al creciente protagonismo de los jóvenes en el electorado. Las plataformas digitales ofrecieron a los candidatos herramientas para conectar directamente con este sector de la población, transformando las formas tradicionales de movilización y participación política.

Dina Boluarte y la crisis política peruana

Uno de los cambios más significativos que trajo consigo el uso de redes sociales fue la posibilidad de segmentar audiencias y diseñar mensajes específicos que apelaran a los intereses y preocupaciones de los votantes jóvenes. Plataformas como TikTok, Instagram y Twitter se convirtieron en escenarios clave para la difusión de contenido creativo y persuasivo. Por ejemplo, el uso de videos breves y entretenidos en TikTok permitió a ciertos candidatos humanizar su imagen y conectar emocionalmente con los jóvenes. De acuerdo con investigaciones sobre comunicación política en entornos digitales, este tipo de estrategias potencia la identificación del votante con el candidato al presentar temas complejos de forma accesible y atractiva (Gil y Gómez de Travesedo, 2021).

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Sin embargo, el impacto de las redes sociales en las elecciones trasciende la mera difusión de contenido. Estas plataformas también desempeñaron un rol crucial en la creación de espacios para el debate y la organización de movimientos políticos juveniles. La comunicación horizontal que caracteriza a las redes permitió a los jóvenes no solo ser receptores de información, sino también actores activos en la discusión y difusión de ideas. Esto coincide con lo planteado por Serra (2015), quien argumenta que las redes sociales actúan como herramientas de empoderamiento ciudadano al facilitar la participación colectiva.

Asimismo, se debe considerar que la instrumentalización de estas plataformas por parte de los candidatos no estuvo exenta de riesgos. La proliferación de noticias falsas y la polarización exacerbada son dos ejemplos de cómo las redes sociales pueden distorsionar el debate democrático. En este sentido, si bien es indiscutible que estas plataformas potencian el alcance de las estrategias políticas, su mal uso puede generar desinformación y fomentar la apatía política entre los jóvenes (Gigliotti y Alcain, 2022).

Para que una campaña sea efectiva y respetuosa con el electorado joven, es fundamental que los candidatos trasciendan el uso superficial de las redes sociales. Esto implica diseñar estrategias que escuchen y respondan a las demandas de los jóvenes, como el acceso a una educación de calidad, el empleo digno y la justicia climática. Asimismo, se debe priorizar la autenticidad y la coherencia entre los mensajes difundidos en redes y las propuestas concretas del candidato. Una iniciativa que ejemplifica esta aproximación es la campaña de Gabriel Boric en Chile, quien logró movilizar a un número significativo de jóvenes al utilizar un lenguaje inclusivo y promover valores progresistas en sus plataformas digitales.

En conclusión, las redes sociales han transformado la comunicación política al permitir un contacto más cercano y directo entre los candidatos y los votantes jóvenes. Sin embargo, su efectividad depende de cómo se utilicen. Solo aquellas campañas que realmente consideren las necesidades y aspiraciones de este sector podrán superar las barreras del escepticismo y fomentar una participación activa y consciente. Así, las redes sociales se consolidan no solo como herramientas de persuasión, sino como plataformas para la construcción de una democracia más inclusiva.

Fuentes: